Su tío la había regalado a Jack como una gallinita, llamada Pepa. ¡Qué orgulloso estaba cuando ella puso su primer huevo!

 Un día, Jack echó de menos a Pepa. No pudo encontrarla, y ella no vino cuando la llamó. Miró y miró, pero no vió a Pepa. Estaba a punto de volver a casa cuando escuchó el más leve ruido. Mirando cuidadosamente a través de la hierba alta, ¡vio algunas plumas moteadas! Acercándose, dijo con sorpresa: “¡Oh, Pepa! ¡Qué cacería he tenido por ti! Ella había hecho su nido en la hierba alta donde no sería molestada. En el nido había diez huevos blancos como la nieve. Por tres semanas ella tendría que sentarse allí.

 Cerca del final de las tres semanas, Jack fue a ver si los huevos estaban eclosionando. Cuidadosamente la levantó del nido para ver qué sucedía debajo. ¡Dio un chillido de deleite! Ya había una bola amarilla esponjosa. Y la mayoría de los otros huevitos también estaban rotos.

 A la mañana siguiente, una vecina, sin saber que estaba allí, prendió fuego a la hierba. ¡Pobre gallinita! Se aferró salvajemente a su prole, pero eran demasiado pequeños para escapar. ¿Debería correr ella misma y dejar morir a sus bebés? No! Los escondió bajo sus alas. El fuego pasó dejando su cuerpo negro y quemado, pero el fuego no tocó a sus pollitos

 ¡Cómo amaba esa madre a sus hijos! Pepa o los polluelos podrían salvarse, pero uno u otro tuvo que morir.

 Al igual que la gallina, alguien tuvo que dar su vida para que tú y yo pudiéramos ser salvos. La única persona que puede salvarnos es el Hijo de Dios, el Señor Jesucristo. Si le pides que quite tu pecado y sea tu propio Salvador, puedes vivir en el cielo cuando mueras, y puedes ser feliz aquí en este mundo. Él sufrió en tu lugar porque te amaba mucho.

 “Dios muestra su amor hacia nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros” (Romanos 5: 8 La Biblia).     

UN tren expreso llega a la estación: —¡5 mi nu tos de parada! —gri ta el conductor. —¿5 minutos? —dicen los viajeros— ¡No hay tiem – po para nada, ni siquiera para bajar! ¿Tiempo para nada?… ¡Pregún te le a aquel hombre o a aquella mujer, que en 5 minutos de extra vío han contaminado y marchitado para siempre una vida hasta en tonces honesta! ¡Pregún te le a aquel empleado que permaneció sólo 5 minutos en el despacho cuando la caja estaba abierta! Pre gúntele a aquella joven que escuchó por espacio de sólo 5 mi nu tos unos ofrecimientos seductores y promesas mentirosas! Pregúntele a otros mu chos, si en 5 minu tos solamente, no se tiene tiempo para bajar tanto, tanto, que todo se destruye y viene abajo

En 5 minutos us ted pue de des hon rar su nom bre y echar so bre su alma una mancha que toda el agua que hay en el mar no podrá borrar y que su mis ma muerte no logrará expiar. En 5 minutos puede ser trasladado de esta vida, para usted, plácida y tranquila, al tribunal de Dios. El día que si guió al del terremo to de Ischia, se hallaron en los escombros de una posada, aplas ta da bajo un armario de espejo, los res tos de una mar que sa ita lia na, la cual, en el mo men to en que ocu rrió la catástrofe, estaba de pie delante del es pe jo, dan do la últi ma mano a su to ca do para ir al bai le. En unos po cos se gun dos ha bía de ja do esta tie rra; ni sube del tronode Dios.

Pero Dios no tie ne ne ce si dad de un te rre – mo to, ni tam po co de cin co mi nu tos para pa rar los la ti – dos de su co ra zón. ¿Está pre pa ra do? En cin co mi nu tos tam bién pue de us ted ser sal vo. Aque llas man chas que una vida en te ra de lá gri mas y arre pen ti mien to no pue de bo rrar ni ex piar, la san gre de Je su cris to pue de lim piar le de ellas en me nos de cin co mi – nu tos. Pue de ser per do na do en un ins tan te y que da rá bo – rra do su tris te pa sa do, y ten – drá la vida eter na. ¡Qué mi nu to fue aquel en que el la drón cru ci fi ca do oyó de la boca del Se ñor Je sús esta pa la bra: De cier to te digo que hoy es ta rás con mi – go en el pa raí so (Lucas 23:43 La Biblia)! ¡Qué mo men to aquel en que la mu jer pe ca do ra re ci – bió del Sal va dor esta se gu ri – dad: Tus pe ca dos te son per do na dos, aña dien do: Tu fe te ha sal va do, vé en paz (Lucas 7:48,50 La Biblia)! ¿Cuán to tiem po ne ce si ta un niño para re ci bir los cien pe sos que le da su pa dre? El tiem po ne ce sa rio para alar – gar la mano y dar las gra – cias. Y ¿en caso de que el que re ci bie ra el di ne ro fue ra un men di go que es tu vie ra todo ha ra po so? Exac ta men – te el mis mo tiem po.

El pecador, para aceptar la salvación de Dios, no necesi ta más tiempo. Y ¿si el pecador es el peor criminal? Ni un minuto más: en el momen to de acep tarla que da salvo por la eternidad. Acepte usted ahora mismo la oferta de Dios en Cristo Jesús, y será salvo. El que cree en el Hijo tiene vida eterna (Juan 3:36 La Biblia). El minuto presente, bien empleado, le proporcionará la felici dad para toda la eternidad. Es el único minuto que le pertenece; ¡no lo em plee para su condenación!

SERIE: AVISO OPORTUNO Un suplemento de: “EL SEMBRADOR” Pe riódico Trimestral Si de sea conocer más de estas verdades, lea su Bi blia, hable con quien le entregó este folleto, o escríbanos a: “EL SEMBRADOR ” Apartado Postal 28, C. P. 94300, Orizaba, Ver., Méxi co. E-Mail: el sembrador@el sembrador.org .mx Pá gi na Web: www.el sembrador.org .mx