La historia de Jac
Su tío la había regalado a Jack como una gallinita, llamada Pepa. ¡Qué orgulloso estaba cuando ella puso su primer huevo!
Un día, Jack echó de menos a Pepa. No pudo encontrarla, y ella no vino cuando la llamó. Miró y miró, pero no vió a Pepa. Estaba a punto de volver a casa cuando escuchó el más leve ruido. Mirando cuidadosamente a través de la hierba alta, ¡vio algunas plumas moteadas! Acercándose, dijo con sorpresa: “¡Oh, Pepa! ¡Qué cacería he tenido por ti! Ella había hecho su nido en la hierba alta donde no sería molestada. En el nido había diez huevos blancos como la nieve. Por tres semanas ella tendría que sentarse allí.
Cerca del final de las tres semanas, Jack fue a ver si los huevos estaban eclosionando. Cuidadosamente la levantó del nido para ver qué sucedía debajo. ¡Dio un chillido de deleite! Ya había una bola amarilla esponjosa. Y la mayoría de los otros huevitos también estaban rotos.
A la mañana siguiente, una vecina, sin saber que estaba allí, prendió fuego a la hierba. ¡Pobre gallinita! Se aferró salvajemente a su prole, pero eran demasiado pequeños para escapar. ¿Debería correr ella misma y dejar morir a sus bebés? No! Los escondió bajo sus alas. El fuego pasó dejando su cuerpo negro y quemado, pero el fuego no tocó a sus pollitos
¡Cómo amaba esa madre a sus hijos! Pepa o los polluelos podrían salvarse, pero uno u otro tuvo que morir.
Al igual que la gallina, alguien tuvo que dar su vida para que tú y yo pudiéramos ser salvos. La única persona que puede salvarnos es el Hijo de Dios, el Señor Jesucristo. Si le pides que quite tu pecado y sea tu propio Salvador, puedes vivir en el cielo cuando mueras, y puedes ser feliz aquí en este mundo. Él sufrió en tu lugar porque te amaba mucho.
“Dios muestra su amor hacia nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros” (Romanos 5: 8 La Biblia).
0 comments
Kick things off by filling out the form below.
Leave a Comment