Jesús el mesías (3)
“¡Oh Señor Dios de mis padres, Abraham, Isaac, y Jacob, dame luz! ¡Toda la luz que necesito para ver la verdad!” Entonces abrio el Nuevo Testamento al azar, leyendo en el principio de la epístola a los Romanos, cuyas palabras fueron calando su alma, mientras leía: “Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego” (Rom. 1:16). Al leer esta mujer judía las palabras de este pasaje, creyó en el Señor, recibiéndolo en su corazón, y supo ya sin ninguna duda que el Señor Jesucristo era el Mesías. Por eso, cuando los dos creyentes llamaron a su puerta, encontraron a esta mujer regocijándose en el gozo de su salvación y de su nueva esperanza, dispuesta a confesar al Señor ante los hombres. ……
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