Romanos 3 – Biblia (Católica) Nacar-Colunga.
9 ¿Qué, pues, diremos? ¿Los aventajamos? No en todo. Pues ya hemos probado que judíos y gentiles nos hallamos todos bajo el pecado,10 según está escrito: “No hay justo ni siquiera uno,11 no hay uno sabio, no hay quien busque a Dios.12 Todos se han extraviado, todos están corrompidos, no hay quien haga el bien, no hay ni siquiera uno.”13 “Sepulcro abierto es su garganta, con sus lenguas urden enveneno de áspides hay bajo sus labios, 14 su boca rebosa maldición y amargura,15 veloces son sus pies para derramar sangre,16 calamidad y miseria abunda en sus caminos,17 y la senda de la paz no la conocieron,18 no hay temor de Dios ante sus ojos.”19 Ahora bien, sabemos que cuanto dice la Ley, lo dice a los que viven bajo la Ley, para tapar toda boca y que todo el mundo se confiese reo ante Dios.20 De aquí que por las obras de la Ley “nadie será justificado ante El, pues de la Ley sólo nos viene el conocimiento del pecado.”
Luego recibe personalmente,
y como único medio para llegar a ser Cristiano
la preciosa obra de Cristo en la cruz,
donde murió el Justo por los Injustos,
el Santo por los pecadores,
para llevarnos a Dios.